Turismo Naranja.
- Laura Palmer.
- 2 ene 2018
- 3 Min. de lectura
La globalización del turismo no implica precisamente homogenización, el turismo como como industria está vinculado a la diversificación, y si lo que se busca es turismo de calidad, entonces recurrimos a la especialización dentro de la diversificación, un reto en apariencia gigantesco para los profesionales del sector.
De esta diversificación natural ( turismo de masas, de playa, de montaña, de deporte…) surge el turismo llamado “naranja”, término acuñado hace más de una década para hacer referencia al turismo creativo, un modelo turístico que encaja con las necesidades turísticas de los “famosos” millenials, quienes demandan un turismo 4.0 en el que participar de manera creativa.
Estos nuevos turistas, arropados por crecer una relativa tranquilidad económica, requieren tener un contacto previo con el destino y motivados por esta necesidad se empapan del destino turístico todo lo que pueden antes de tomar la decisión de acudir a él. En este baño de inmersión cultural a distancia, se centran en los destino que promueven la oportunidad de desarrollar su potencial creativo de manera activa, destinos que no solo ofrezcan experiencias cuyo valor añadido sea el aprendizaje.
Para cubrir las necesidades de la demanda turística de los millenials, es necesario que los destinos turísticos desarrollen y mantengan políticas de identidad cultural, en caso contrario los millenials buscarán otro destino. Un trabajo constante en la innovación cultural que sea compatible con la esencia cultural del destino turístico, creará un destino sostenible.
Si queremos sobrevivir en el mundo de la globalización es necesario organizarse mentalmente por “carpetas” donde la información se organice de forma coherente. Los colores son más fáciles de relacionar que las palabras, de esta manera a nivel turístico asociamos el verde con el turismo de naturaleza, el blanco con el de nieve, el rosa con el LGTB, el azul con los deportes acuáticos… entonces ¿de dónde sale el relacionar el naranja con el turismo cultural y creativo?
En la última década se ha establecido la importancia de la economía cultural y creativa, la etiqueta que se le proporcionó a esta economía fue “naranja” , y ciertamente es un color resultado de la mezcla de los colores primarios que llama particularmente la atención, quizás por ello se haya establecido que el naranja es el color de la creatividad.
El turismo es un motor económico y por tanto el turismo de las zonas naranjas ( las que conceden importancia a la economía cultural y creativa) ha de ofrecer un turismo naranja, responsable con el patrimonio cultural y social, capaz de articular y potenciar la economía naranja, generando clústeres turísticos naranjas que trabajan por las oportunidades de desarrollo de la comunidad local en base a la identidad.
Para poder desarrollarse un destino como turismo naranja, es necesario contar con un catálogo de productos derivados de la interacción entre el turista y la población local y su cultura. Así mismo, las sinergias que salvaguarden, conserven, activen y valoren el patrimonio propio, para evitar caer en la tendencia del turismo de masas en el que se procura que los turistas se sientan como en casa (todo lo contrario al turismo naranja). Para crear y mantener las sinergias se ha de contar con profesionales innovadores.
Manteniendo los esfuerzos del sector en potenciar e innovar respecto al patrimonio cultural, conseguiremos un destino sostenible, atractivo e imperecedero apoyado por organismos internacionales como la UNESCO, ya que nuestras sinergias serán comunes a las de estos organismos. La cadena de valor se mantendrá en movimiento y por tanto el destino no entrará en fase de declive.
Por Laura Palmer Marrero.2018.

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